Los vómitos del Facebook

Aparentemente el mundo previamente programado a través de otros medios había estado esperando la aparición de una red social con pared propia donde el ego pudiese acomodar a gusto sus expresiones diversas, formandose de otras paredes que al final lo atrapan en un cuarto que no dista mucho de su casa, recámara o pared celular. Si bien las redes sociales tienen bondades que no abordaré en esta ocasión también me atrevo a asegurar han provocado toda clase de cambios amorfos o diferentes en la forma de relacionarnos con los demás y peor aún con nosotros mismos. Hace algunos meses por el canal estudiantil de la preparatoria donde imparto clases de español,channel one, se informaba de un nuevo transtorno llamado Facebook depression donde se les advertía a los jóvenes el peligro de comparar sus paredes o hasta sus propias vidas con los demás, decían que es muy común que el ser humano tienda a buscar pastos más verdes en otro lado y al vistar las brillantes paredes de sus agregados asume lo visto como una realidad absoluta, llevando consigo la frustración de no alcanzar al colgado en el muro, después se reportaba que el usuario caía preso de sus percepciones y en el intento deseperado por igualar a quien observa, decidía sucumbir a la depresión.Tan es así que el mundo virtual lo absorbe a tal grado que casi la mayoría de sus impresiones han tenido que ser filtradas por la pantalla, es decir, ha convertido su vida en un juego perverso que se lleva a cabo en otro planeta, la internet. Esa depresión tan extraña, últimamente le está siendo devuelta al mismo que la causa, al Facebook. No es raro leer comentarios en la paredes tales como “estoy deprimida” “me muero de dolor” “ que espanto de depresión” y una sarta de pensamientos sin lógica aparente, y luego una tira de respuestas tratando de consolar con palabras al probrecito deprimido que en una actitud sobrehumana extrae la fuerza para encender un aparato, entrar a su cuenta y escribir sus males. A según el tipo de depresión que se esté sufriendo. No conforme el deprimido se da la oportunidad de contestar , aprobar o desaprobar los comentarios de sus amigos los preocupados.
Osho, líder espiritual decía que si nos dieramos la oporunidad de expresar cada pensamiento que cruza por nuestra mente indiscriminadamente por dos o tres horas y los grabaramos imaginando la forma, estos pensamientos harían un vómito, agrego, café oscuro, caliente, humente y con trocitos multicolores pardos. Podemos asegurar que aquella frase de que el universo le da a cada quien lo que le pertence, las cosas siempre regresan a su dueño, se está dando en esta situación; el Facebook recibe los vómitos que merece. El problema para algunos estriba en bloquear o no bloquear a los ingenuos vomitadores,hablar con ellos hasta hacerlos entrar en razón o simplemente ignorarlos ¿qué pasaría? Después de todo son tus amigos. Si alguien ha decidido lanzar la podredumbre interna a otra plataforma, al psicólogo, la meditación, la lectura, las reuniones sociales,o culaquier otro refugio, pues, no veo la razón de tragar las letras de los deprimidos. El Facebook es un medio de comunicación que sin duda alguna ha removido nuestras caretas, claro, hablando del cibermundo que obviamente nos tiene en sus garras. Las máscaras en el planeta tierra puede seguir siendo las mismas y muy rara vez el Facebook ya adicto, aún aceptando que lo es, se aisla de la caja azul, ha encontrado el perfecto escaparate de escape, aún así algunos deseperados por salirse del drama de la adicción dan de baja sus cuentas, cambian de nombre, buscan otros hobbies llevando con ellos sus celulares que los mantienen conectados, depuran sus cuentas; otros se validan a sí mismos o sus talentos conforme a los comentarios positivos o la ausencia de los mismos y permiten que sus emociones reaccionen acorde, otros permiten que la expresión individual sea dirigida por el fenómemo faisbukero, en una palabra hemos permitido que las redes sociales nos controlen, el humano cual insano en sus relaciones cotidianas, al Facebook no lo exime, tal estas líneas que fueron una explusión mía al interactuar varias horas en el ya por demás odiado y amado Facebook.
Has pasado varios años desde que escribí la anterior reflexión. Jajaja, Facebook es la neta, abrió su hocico y me tragó, no supe controlarlo, es más, perdí amistades, y el veneno me corrompió, cada mañana despertaba apurada a revisar mi celular, porque ¿saben? compré el aparato más grande y costoso, entré a la deuda sin fin. Algunas amigas se salieron, abandonaron el espacio pero secretamente entraban de vez en cuando a olfatear. Jajajajaja
Ya pasaron dos años desde que escribí el párrafo anterior, reflexiono sobre sí he usado bien o mal el Facebook; oh no, eso ya es viejo, viejísimo. Mejor me voy a otras redes sociales, oh no, las redes sociales me tienen harta, el que no raja leña es el blog spot. Jajaja, la estúpida de Arline siguió el rollo y abrió uno, pero ella como sí esclava, pues se puso muy divertida. Le doy un gran like en vivo para que su inseguridad disminuya. 
Han pasado cinco minutos desde que escribí el párrafo anterior, me doy pena y el FB me tiene sin cuidado.

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