Diario azul.
La dejé de ver hace algunos años, éramos amigas y de pronto las trampas nos separaron. No sé por dónde iniciar, tal vez el arraque se dio por ahí en mis años primarios, o no, probablemente en vidas pasadas. Ya ves que algunos aseguran que eso existe. Yo creía en la reencarnación pero poco a poco me sonó a fábula o historieta desquiciada. Ayer vino a mí una mujer extraña. Necesitaba mi consejo porque recién terminó de escribir su novela. La autora trazó en la hoja de papel la gráfica del tiempo, desfragmentó la narrativa, la rompió a la razón porque predecía que mi meticulosa mente no iba a entender sus frases al revés, sus experiencias oníricas, y la sintaxis del texto. Ella temblaba de emoción tal madre recién parida, o una niña pulcra. Vestía color blanco, deportiva, de cabello corto rizado. Su tesoro estaba en el programa de la computadora. Habló extensos minutos y al estirarme, la vi, sí, vi a mi amiga que dejé de ver hace años. La vi de reojo pasar por los cris...