Una de mis identidades se construyó desde afuera; valió por lo que veías en mí. Hace tiempo, algo, disolvió el absurdo que depositaste; es por eso que ya no me ves, solo te ves a ti misma, siendo tú. Hace falta que veas desde la misericordia, y la justicia pero no te pases de amorosa/o ni dulce porque faltarás a la exigencia de la verdad y caerás en los contrarios. ¿Por qué dependí de tu mirada? Pendía la ilusión de verte libre, flotar entre mis aires y verdades. Abrazarnos entre cuentos y novelas, te llevaría a los donadores de ojos, al regalo inocente sin reproches. Hubiera continuado en tus ojos si al menos aceptaras fumigarte, adorando los bichos y el consorte. Yo también fui la otra, la que te miró hasta lo más profundo de tu piel e incrustó perlas, ignorando que eras cerdo/a. Mi mirada en otra parte, ¡qué das güeva!.⢌⢍⢍⢌⣋⣠⣿⣾⢹⢾