El hubiera y la realidad paralela del documental Mexicano Educado.

Ayer conocí al árbol, se llama Arturo Malvido Conway. Él es ambientalista. Fue algo misterioso la forma como nos encontramos. Llegué a la Ciudad de México a medio día, en el avión iban jóvenes del Tec de Ciudad Juárez, gritaban y bebían cerveza. Algo dentro de mí se fastidiaba inmensamente pero decidí seguir el ambiente, investigué un poco y resultó que ellos venían a la Ciudad de México a un concierto de Iron Maiden. Guau!! me dije, ¿por qué ellos vienen a un concierto y yo vengo de aburrida, toda tensa por el próximo encuentro con T. el normalista, el anteproyecto del documental, y mis aferradas vacaciones?
Total, llegó el momento del taxi en el aeropuerto, buscar el hotel y esas cosas. Caminé hacia la bola de gritones. Por aquí, por allá, por aquí, taxi, taxi...
Sin titubear fui directo a una mujer, vaya feminista de mí. Fui directo a la de las uñas largas color café, ella me envió a la puerta número uno, ahí estaría el taxista que me llevaría al árbol.


-¿a dónde la llevo?
-a un hotel céntrico no muy caro pero tampoco tan barato
-si señorita, conozco uno pero con lo que pago no le alcanza porque a donde está el hotel que pide es en Reforma
¡!Qué fastidio tratar con los taxistas del mundo, la mayoría de las veces quieren sacar ventaja!!
Pensé
- está bien camine a donde quiera, total, que tanto más le tengo que pagar.
-pues, cien pesos
-bien, bien
Durante el trayecto al hotel el taxista parecía desembuchar casi todo lo que le quedaba de alma, supe de su vida en unos cuantos minutos. Ahí estaba yo canalizando otra vez. El narraba su adicción al alcohol, sus dolores en el centro del pecho, y parecía que cada palabra mía lo motivaba más y más a descubriese. Así fue, el pobre taxista casi llora de recordar que de sus ancestros indígenas no sabía nada de nada. Prometió investigar porque el hecho de escuchar que tal vez aquel dolor en el pecho se debía a la ausencia de su parte india, claro la piel, el rostro era ancestral todo pero su corazón, su alma había sido cercenada en algún punto de la vida.
Total que al unísono nuestras mejillas se tornaban rosadas de candor, alegría y emoción.
-señorita, ya llegamos, permítame acompañaría hasta adentro del lobby.
-gracias, yo subo
-no se preocupe que Ud. No está en Ciudad Juárez que ahora es mucho más peligroso.
No me había percatado que efectivamente, hace algunos años llegar al DF representaba una maraña de nerviosismo a cada paso, esta ocasión fue diferente, muy diferente, ahora me sentía más segura aquí que en mi propia frontera.
El hotel Plaza Madrid merecía la atención debida. Lo vi oscuro, opaco, algo enterrado entre una selva de ruidos propios, acentos centrales, paredes madera de antaño.
Espero que este lugar sea descansable, al menos.
Aparte mi mente de los estereotipos, los prejuicios, las tonterías de la brillantez y la limpieza. Pasé de largo hasta el segundo piso, el botones, un joven muy joven, apagaba y pendía el televisor. Evocaba aquel más reciente novio mío. Puso las maletas en su lugar y se marchó dejando la vocecita del ex novio amor roto.
Eran las 2 de la tarde. El caos, la gente, los autos, el ruido, afuera no se detenía ni un instante, cerré mis ojos, dormitaba ya.
Desperté dos horas después, el caos seguía, el miedo entraba por las paredes que una vez fueron blancas. Dudé de la estancia en ese lugar. Ya hacía seis años que no viajaba a mi modo, a la buena de Dios. Mi ex novio sobreprotegía a la adorada niña de sus creaciones. Me había dejado cuidar porque antes de conocerlo yo era un ángel caído ya extraviado en los abismos terrenales de Arturo mi amigo de la universidad muerto.
Decidí seguir descansando. Fastidiada, facilitaba a la mente toda clase de voces, voces vacías voces sordas voces tontas. En realidad estaba preocupada por el plan absurdo del documental, decidí levantarme a tomar una michelada, bajé al bar que igual de lúgubre las personas lo disfrutaban. Tomé una cerveza, comí una sopa azteca retacada de Chile, aguacate, queso y caldo del pasado. La internet me entretenía, revisaba una y mil veces la correspondencia, el Facebook. Una idea brillante se asomó. Yo no tenía por qué estar estresada ahí! Eran mis vacaciones de spring break y debí sufrir con proyectos activistas. Decidí presentarle a T. la idea como anteproyecto, eso me liberaría de cargas que sólo yo me ponía a cuestas. Respiré aliviada, pedí la cuenta y subí con ánimo a iniciar el anteproyecto Mexicano educado. Escribí una página de la propuesta. Recordé que Alex el hermano de Marisol ya se había regresado a Juárez. Cuando supe que él no me acompañaría en el DF temblé de miedo, una por estar sola y otra porque aquel desprendimiento que tuve donde él estaba frente a un escritorio y conducía a mi cuarto cuerpo a mi alma gemela ya no sería tan real. Además Alex iba a conectar la entrevista con Elba Esther Gordillo en beneficio de la duda. Nada de lo anterior fue posible, eso me confundía al darme cuenta que el cuarto mundo está lleno de engaños, al igual que este mundo. Qué tristeza, en medio de la confusión terminé la propuesta segura de que T. aceptaría con ánimo participar en el documental.
La noche atrapaba mis sueños, alcancé muy poco nivel de descanso, entre los múltiples claxons, el nerviosismo del siguiente día, las llamadas de Mari y Diana que entusiasmadas llamaban desde Los Ángeles, el dormir se había espantado. Entré al cuarto mundo, esperando alguna imagen de T, estas nunca llegaron, en cambio llego Arturo, sí, mi amigo Arturo el de Polvos de manzana, ese amigo entrañable que desde la distancia, de la muerte, llegaba al Plaza Madrid, estábamos los dos en un salón de clase, el me hablaba suave, pausado, yo aseguraba que aquel hombre vestido de azul no era Arturo, pero su rostro sí. Nos abrazamos para despertarme, la alarma sonó, ya eran las siete de la mañana. T. llamaría en cualquier momento, aseguré sin darle mayor importancia a mi sueño. Tal vez Arturo desde el mas allá está vigilando mis proyectos, lo agradecí pensando en el atuendo que daría buena imagen al visitante del día, no atiné a nada, vestí una blusa blanca, una falda a cuadros, escolar, removí la vestimenta al instante al verme ridícula. Me monté un vestido anaranjado de tejido, unos jeans, mis lentes de fondo de botella y el cabello recogido. Bien, bien. Baje adormilada, tomé ollas de café, esperando la llamada de T, pasaron una, dos, tres horas, aquel no llamaba. Era ya medio día. Cansada de esperar, desanimada, fui al sillón del recepción acerqué mi mirada al ventanal, el celular timbró, era mi amiga Marisol desde Los Ángeles, había tenido un sueño la noche anterior, soñó  a Tomas nuestro amigo, ya millonario, este le tenía una sorpresa a Alex, le regalaría una iglesia donde solo el oficiaría misa, y El Cardenal era Andrés García.
-ah tal vez Alex pueda conseguir un buen trabajo a través de Tomas
- sí qué loco, Tomás no me hacía caso, el tenía unas casas muy hermosas, con arte muy fino.
-bueno, ya deja de ver a Tomas como un rico, supéralo. Tomas anda en todo y en nada, está loco, y cuando contesta sus mensajes no se le entiende. Probablemente Tomas le consiga un trabajo importante a Alex. Tenemos que hablar de eso, las cosas no están saliendo como las soñamos Marisol, necesitamos analizar más el cuarto mundo, vamos investigando.
- sí, sí pero me dio mucha risa porque El Cardenal era Andrés García.
En eso estaba Mari cuando de pronto un hermoso cardinal se instaló en la repisa de la ventana, meneaba su cabecita con ánimo, decía que siguiera el rojo de su pecho, sucumbí ante su entusiasmo que movido me mostraba otro mundo, otra ciudad, otra visión de la realidad aquí.
La llamada de T nunca sonó. Animada por el cardinal decidí salir a buscar yo misma mis entrevistas, había caminado una cuadra cuando efectivamente vi dos escuelas. Tímida no daba el primer paso a preguntar. Acerqué mi propuesta a dos jóvenes que se negaron rotundamente. Desanimada seguí por la calle Madrid, doblé la esquina, lo que vi levantó el pecho rojo que antes el cardinal señalaba. Estaba en el Paseo de Reforma, en donde todas las banderas son mexicanas, quise correr pero el peso del bolso me regreso. Ahora unos jóvenes ya contestaba a mis preguntas, jóvenes estudiantes del Poli, después llegaron otros a participar, y otros, y luego un maestro de Educación Física contestaba y lloraba emotivo al recordar haber sido parte del movimiento del 68, apuntaba las heridas, en el pecho, el cuello, mientras señalaba a su nieto quien ganó una de las mil becas de Bicentenario. El niño brincoteaba en las aguas bailarinas del paseo. Los jóvenes que recién había entrevistado, se besaban apasionadamente al verse nublados por las interminables formas del agua. Entraban y salían empapados. El maestro de Educación Física, amante de México alcanzaba sus números para un futuro contacto, sollozaba al recordar Octubre Rojo. Entre la euforia del día viernes, la mañana se fue extinguiendo llamaba mi atención un grupo de hombres bien vestidos a las afueras de un mausoleo, me dirigí hacia allá, ya con la certeza de tener lo suficiente para la propuesta del anteproyecto Mexicano educado. Incomoda frente a los nombres de nuestros valientes y jodidos ex presidentes recordé que precisamente este día era el 18 de marzo. Ah! Lázaro Cárdenas, el de la Expropiación Petronila de la Chimoltrufia, o con más respeto, el de La Expropiación Petrolera, con mitos, verdades y resultados obvios, aquí estaba Lazaron Cárdenas, bien muertote ya. Pero eso sí, el hijo cara de enfermo del hígado se presentó junto a otros tantos rabiosos y ansioso de poder. Festejaba el PRD en el 2012 o mejor dicho al ex presidente, al glorioso Lázaro Cárdenas del Río. Bueno, eso no es lo importante, lo más sobresaliente fue lo que sigue. Un hombre barba larga, ojos de cristal, mirada de joya verde, aliento a pino, caminar ligero, gorra café claro, sugería acercarme a la hija de Cuauhtémoc Cárdenas.
-ve con ella para tomarte una foto
- y yo para que quiero una foto?
- es que ella es la nieta de Lázaro Cárdenas
Recordé como desde mis libros de texto en la primaria, obligaban al estudiante a memorizar datos de hombres que habían construido la nación que otrora teníamos, mi memoria retrataba los detalles loables, románticos del 18 de marzo de 1935. Sí, aquel momento donde los mexicanos finalmente serían los dueños de sus recurso natural más valioso y que animados por la propuesta, aportaban a su México lo material, valioso. Habían llegado desde lejos llevando consigo hasta los marranitos que estaba dispuestos a entregar por su patria. Esas Imágenes corrieron en mí, impulsada por aquel evento fui hacia Betel Cárdenas, una joven delgada, extremadamente maquillada, adicta al tabaco, con mirada de ojos bailarines, vestida de gris para la ocasión, medias negras, tacones perfectos, negros, escuálida entregada a un tipo de insomnio producido por alguna sustancia del ambiente, o tal vez las drogas, se rehusó a participar en el anteproyecto. No quiso contestar a mis preguntas ante la cámara de video, alegó no saber lo suficiente sobre Educación,
-tengo una licenciatura en Arte
-pero no quiero una disertación en Educación ni tampoco una contemplación experta de la misma. Solo quiero que me digas tu sentir, tu percepción de la Educación actual en México, además alguna pregunta que le quieras hacer a los estudiantes mexicanos en Estados Unidos...
Tú más que nadie tiene la obligación moral de participar. Tu familia ha vivido al igual que los familiares de los ex presidentes de México, han vivido de las arcas de la nación del pueblo, se deben al país, sus proyectos, sus causas y con más razón a esta que te propongo. Es sobre educación, son preguntas sencillas.
La chica se negó a participar. Ni qué decir. Vaya facha!
Aquel hombre de mirada verde es El arbolito.
-hola te invito una agua de frutas
-claro, ¿dónde?
-por aquí cerca
Desde entonces tuve le certeza de estar caminando sobre un halo protector emanado desde la nocturnidad.
-¿cómo te llamas?
-me llamo Arturo
Dijo, llevándose las manos al bolsillo de la camisa azul, la misma que durante la noche entrelazaba sus brazos a la protección del encargo que ni el ni yo todavía entendemos pero disfrutamos en el ambiente propio de una realidad paralela.
El Arbolito ha caminado en su protesta, veo la ciudad a través de sus ojos. Le explico el ante proyecto del documental Mexicano educado, aparentemente no me escucha. La mente capta algunos fonemas, los hila, sabe. El corazón palpita a mil subiendo la propuesta a los canales más elevados dando paso a los sincronismos. De pronto en medio de una protesta pro animales ya las primeras entrevistas se dan. Llega entre estudiantes, maestros, senadores, diputados, vendedores ambulantes dispuestos a ser entrevistados y participar en el proyecto. Días después Mari arma la pieza en UTEP (Universidad de Texas en El Paso) entrevista al maestro Maya. Dos semanas más tarde, El Marrito listo, instala el talento a la edición del ante proyecto o trailer. El documental es una semilla ya. Han pasado casi seis años del intento, hoy abrí el blog y poco a poco las memorias llegaban ¿por qué no continué con el proyecto? Por miedo, esa es la razón, rayos de voces saltaban insistentes, -la culpa la tiene esta, no la culpa la tiene el otro- No en realidad las faltas de ortografía que encontré años después son responsables del terror. La rae.es nos agarra con sus garras de -ni se te ocurra crear el mundo empleándome sin saber usarme, soy la letra, la palabra, el poder; no te metas conmigo porque yo soy la que elijo a quien deba ser mi rey, o mi reina- -Cállate apestosa rae.es, vivo en Estados Unidos y los mexicanos de este lado ya superamos tu yugo, ¿sabes? ni quien se entere de ti, muévete que mis proyectos van corriendo-.

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