El divorcio intelectual
Con respecto al ¿feminismo de Paz? y el hilo en Ciudad Juárez.
En el año 1959 según el acta (ponga el #) Octavio Paz se divorció de Elena Garro en Ciudad Juárez, ella
ni por enterada se dio. Esta secuencia de hechos, en todo caso, podría encerrar algunos sanos y
enterados divorcios.
En los noventa en Ciudad Juárez durante la clase de Cultura y Sociedad debo agradecer a
Enrique Cortázar, alumno de Paz, poeta y embajador cultural, haberme obligado a leer El
laberinto de la soledad y la poesía de tan notable y adorado escritor. Y digo debo agradecer
porque en este momento mi feminismo tiene esas des-lecturas, las cuales no puedo desprender
del cuerpo y mis las políticas de quienes las emitieron. Debo confesar que durante años
intenté pronunciar la reversa de los textos de los ###, al notar el alto grado de
animadversión hacia lo femenino, especialmente en el poema Las palabras y no se diga en El
laberinto de la soledad...!ay ya se saben ese cuento!
A inicios del 2000 me olvidé de la Creación Literaria, no me interesaba pasar por las penurias de
mis compañeras a quienes ridiculizaban y expulsaban de los talleres. Mis sueños se fueron
moldeando en el capitalismo y la reproducción, quería ser profesionista exitosa y madre. Ser
escritora no era profesión para las mujeres de la frontera. Los únicos autorizados a capitalizar
con la textualidad eran los hombres.
En el 2008 empecé a tomar clases sueltas de literatura en la maestría en Español de UTEP,
luego otras tantas clases de Creación Literaria. Repetí el infierno que mis compañeras en
Ciudad Juárez, ahora estaba en El Paso. Y a Elena Garro nadie la mencionaba. Una vez más
renuncié a la Creación Literaria que ahora se traducía a Escritura Creativa que para el caso era
lo mismo. Ese mismo año aborté por primera vez. Aborté sin saber que estaba en medio de
todos los abortos. No fue mi decisión, el novio no quería ser padre y yo le concedí el deseo muy
a pesar de mis sueños. Yo vivía en Ciudad Juárez e ignoraba los pasos para abortar pero él no,
fue al mercado y me trajo Promets…. Y mucho dolor, depresión y drama.
En el 2009 volví a abortar del mismo hombre, esta vez sí me enteré, y como el aborto era legal
en Texas, yo me hice cargo de desalojar de mi cuerpo al feto y al novio de mi casa. Ese año
reaparece Enrique Cortázar, me presenta a Carlos Fuentes y desde entonces doy la vuelta
definitiva al camino que tanto me rechazó, el patriarcado. Elena Garro seguía sin aparecer. Yo
inicio mi propia aventura literaria, escribo a diario, sincrónico, escribo desde el chismorreo y el
día a día, descuido las formas y convenciones a más no poder, yo no estaba no estoy para
cuidarle la casa al amo, ¿saben? Faltas de ortografía, errores “garrafales” gramaticales, paseos
al laberinto de la mente y las emociones, vómitos, benditos vómitos.
Mis amigas me inspiran, solo me escucho a mí, quiero ser poderosa con la palabra, empiezo a
crear otros sueños, me ubico en la ilusión del autor, me auto publico, imprimo mi libro Mujeres
cósmicas, lo presento orgullosa a mi clica literaria de la frontera, la de Ciudad Juárez porque la
de El Paso es muy creída. Y Elena Garro seguía sin aparecer.
Fue al principio del 2011 que empecé a leer a Elena Garro, y de ahí a las Garrianas, Patricia
Lopetegui, Liliana Pedroza, Nora Cruz, Marcela Magadaleno.
En el 2016 en Ciudad Juarez un grupo de “amigos” en la literatura me preguntó si los hombres
podrían ser feministas. Yo respondí con una pregunta, ¿por qué no? A la distacia puedo
recordar la pedagogía inductiva.
- La lucha feminista quiere la equidad, o sea, el bien para los hombres y mujeres, sabes eso,
¿verdad?
-Sí
-Entonces, ¿los hombres podemos ser feministas?
- Por qué no
Uno de ellos se refugió en mi espalda y otro me abrió el brazo para acurrucarse. “Si tú con
nosotros quien en nuestra contra”. En la violencia simbólica que propagan los hombres en la
literatura, el poder femenino debe siempre favorecerlos, ellos, daban sus pasos a elegirme
como la poseedora de la voz literaria feminista siempre y cuando no cuestionara sus prácticas
públicamente. Así como Octavio Paz motivó a Elena Poniawatoska a escribir sobre aborto,
parafraseando a Sheridan digo, él la autorizó a escribir sobre el tema y ella a remilgos terminó
escribiendo.
En el 2017 en evento literario declaré que hacía oficial el divorcio entre Elena Garro y Octavio
Paz, y escribí un documento diciéndole a Elena Garro que nosotras ya nos habíamos enterado
no solo del divorcio sino de la ingratitud colectiva mexicana hacia su voz y cuerpo.
Durante este año La Fundación Garro-Paz a través de los familiares de Elena Garro y Marcela
Magdaleno facilitaron fotografías y documentos originales, armamos el museo itinerante
Las 2-Helenas, lo presentamos en distintos puntos de Ciudad Juárez y El Paso y cuando el
museo llegó al espacio de los hombres, ellos cuestionaron nuestras intenciones y la veracidad
de la información. Entonces vi la necesidad imperiosa de separarnos de los cuerpos de los
hombres para, desde nuestros saberes, dimes, diretes y problemas, desde nuestros cuerpos
femeninos tejer la memoria sobre este y otros asuntos.
A finales del 2019 terminé mi doctorado en Filosofía Pedagógica, decidí enlazar la misoginia de
Octavio Paz hacia Elena Garro con la pedagogía de la crueldad en los talleres literarios ubicados
en Ciudad Juárez y El Paso. Entreviste a Patricia Lopetegui y a mujeres en la literatura en esta
frontera.