¿Desubicada?

Tal vez te identifiques con esto: A veces has sentido que andas como drogada,  mareada porque quieres decir o emitir una opinión pero las palabras no te salen y decides permanecer en silencio, las palabras forman elipsis encima de tu cabeza, tu corazón y estómago, elipsis de parásitos que lentamente se apoderan de tu fuerza vital y vas caminando, leyendo, escuchando lo que otras/os piensan mientras tú comes las versiones violentas, absurdas de los acontecimientos, y sabes que sobre ti se están cometiendo atropellos de toda índole y decides elevar tus sentidos al estado de la diosa para observar el mundo desde el cielo porque ahí, ausente, quizá muerta, te es más fácil digerir lo que sucede con la imbecilidad humana. Cuando bajas de la nube, te das cuenta que aquellos/as que emitieron, su para nada respetable opinión, tenían una agenda, desplazar tu voz, desaparecer tu creatividad, competir, ganar terreno virtual, pero ellxs no son responsables, piensas. Luego, cuando descubres el juego, te carcajeas, vuelves al estado de la diosa, a no analizar el  mundo, a seguir creado, creyendo que desde el segundo piso las cosas se ven mejor. Ignoras que estás deprimida, ignoras que  has escapado de ti misma, tu máximo potencial escondido en el contrato que tú y tu madre firmaron decía que deberías empequeñecer o engrandecer que para el caso es lo mismo.
Bueno, ya te diste cuenta pero sigues desubicada, 07/09/2021 te has ubicado, ahora vives con tu novia, la novia. Es precioso el espacio que entre las dos han conseguido, es raro, muy raro que hayas aventado al patriarcado con todo y chivas, sī, chivas sacrificales, cabras, pobres cabras. Se fueron. No te gusta el cabrito, nunca te sabido bien al paladar nada que haya sufrido. Tal vez las vacas no sufren tanto, sí, los cerdos sí sufren, recuerdo sus chillidos cuando los llevaban al matadero, ay no, ni quiero entrar ahí. Desde que era niña y cuando en mi casa hacían carne asada, yo comía todo menos carne. -A la niña no le gusta la carne- Decía mi madre. UBICATE. Decían mis hermanas, COME CHICHARRONES, COME HAMBURGUESAS. Bueno, pues, si parte de poner los pies en la tierra es poner el diente en la carne, poco a poco lo hice, fui encajando los colmillos, luego los molares y de ahí a tragar el sufrir, la violencia. Mi estómago aprendió a digerir y habló, una mañana mientras tomaba el avión de Ciudad Juárez a Monterrey, ese habló. No fue raro escucharlo, dijo, - traes pelos y clavos pequeños en lugares no propicios, deja de comer huevos, come carne, come carne, verduras. Y yo bien renegada le dije -y tú cómete a ti mismo. Desde entonces empezó mi gusto por lo salvaje, sexo, tacos, vino, cerveza, LITERATURA FEMINISTA. LOCA BENDITA LOCA.

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