De, Cuentos que no son
Este cuento lo escribí en diciembre de 2015, cuando mi mamá todavía vivía. Fue la última Navidad que pasé con ella, allá en Monclova, Coahuila. Ese día despertamos muy temprano; me mandó al Oxxo por aceite porque iba a cocinar buñuelos, como hoy, yo misma me llevo a Walmart a comprar lo necesario para mi receta secreta de brisket que reparto en mi comunidad. A ustedes que me leen, espero conocerles pronto en alguna lectura cibervagabunda o en persona o en una feria aunque, esas, ya se chotearon solas. Las buenas costumbres siguen, siguen. Recuerdo aquellos tiempos de escritura, haber escrito que parecía como si me acabaran de salir plumas dulces de las manos. Sin más preámbulo, aquí va el cuento: 1 Buñuelo El 24 de diciembre, mi madre me despertó temprano, su voz suave, casi tímida, dijo: –Necesito que vayas a la tienda. Compra aceite, quiero hacer buñuelos. Me levanté rápidamente, mi corazón se aceleró con la idea de los buñuelos, esos que me recordaban su amor silencioso, el ...