A las maestras mexicanas
Dice Losang Samten, monje budista, que la mente cuando está en la oscuridad ignora qué incorporar y qué descartar. La mente se debate en la duda y es presa fácil de cualquier oferta frívola al leer o escuchar temas como la corrupción, la discriminación, el autoritarismo, el aborto, la violencia, política, la educación, migración, periodismo, religión entre otros. En estos tiempos de redes rápidas, irreflexivas, de deseos primitivos de recompensa inmediata, donde la realidad es líquida, todo cambia es obsoleto a la vuelta del minuto. En estos tiempos donde el respeto a la sabiduría por los años vividos, por la experiencia, madurez, a los ancianos/as, se diluye fácilmente, dejando una sociedad flotante, en peligro de ser presa de cualquier actitud depredadora. En estos tiempos la necesidad de la maestra de nueva cepa, es urgente.
¿Qué tanto respetamos la figura del maestro? La mente ruidosa cuando toma una postura, extravía el camino. Es común que al leer la nota del día, explotemos, luego enviamos bombas verbales a través de las redes sociales, así nuestro círculo simpatía nos comenta sin contradecirnos, y al comentario antagónico, lo eliminamos, lo bloqueamos, porque nos incomoda porque nuestros espejos corren el peligro de romperse; y si leemos detenidamente al que nos incomoda, estaremos destruyendo una identidad rescatando lo mejor del pasado para crear otra identidad de menor sufrimiento y dolor. Me explico: El enemigo lo llevamos dentro. Dicen que lo que te choca te checa. Nuestros antepasados le llamaban el espejo humeante, los alemanes le dicen doppelgänger, y nuestros maestros le llaman ignorancia.
¿Cómo recibir guía para saber qué incorporar y qué descartar, si actualmente el significado de maestro/a está averiado?. Casos como el de la maestra Elba Esther Gordillo, se quedó en nuestro imaginario colectivo para cuestionarnos muy seriamente el hacer del sindicado, la docencia y el activismo en México.
Tal vez aceptar la idea de que estamos en el ojo de la transformación en cada una de nuestras esferas humanas podríamos avanzar desde la posibilidad o la realidad paralela que nos negamos a ver.
Olvide la reprimenda más sutil al educar, debe quedar fuera, ¡Lejos el lema educativo “la letra con sangre entra”. Nuestros sistemas de enseñanza aprendizaje cambian. El ser humano no está dispuesto a aprender por el método del castigo-recompensa, ni la desconfianza ni la evaluación rígida; al menor síntoma de imposición, el individuo responderá con violencia o movido por posibilidad hacia la liberación de la opresión. Es por eso que tanto los gobiernos represivos, las voces autoritarias y la identidades violentas-machistas, poco a poco perderán poder. Considere y desarrolle el amor mundi ( la empatía por el sufrimiento del conocido y desconocido).
La evolución humana se da a través de la enseñanza y el aprendizaje, nos transferimos conocimiento constantemente, intercambiamos hallazgos, ideas, consejos. La educación no solo es importante para el desarrollo armónico del individuo, también lo es para el desarrollo de las naciones, el estado debe procurar que los ciudadanos reciban la mejor educación sin discriminación, racismo, corrupción e imposición. Un ejemplo de imposición sutil son los sistemas evaluación aparte de tener el potencial de enterrar el Don de cualquier maestro/a, suelen cubrir una sola óptica de la realidad.
En El Paso, Texas, los bajos resultados de los exámenes estandarizados estatales hablan del juego ridículo al cual los estudiantes entran forzados. Las certificaciones de maestros no dan cuenta cabal de un dominio del tema o destreza docente, la opción múltiple es el formato preferido pero no el más loable, tiende a confundir más que aclarar. Las argucias en las opciones no hablan de complejidad, hablan de complicación. Los entrenamientos a supervisores de futuros maestros van de retórica discriminatoria y racista, caso concreto un entrenamiento al cual fui enviada en marzo del 2016, ahí nos daban ejemplos de "excelencia" y "no satisfactorio"; sucede que la muestra de excelencia la protagonizaba una maestra, anglo, perfectamente bien vestida, peinado impecable, una especie de Harmony (robot femenino). Y el ejemplo de no satisfactorio era una maestra mexicana, impartiendo una lección de Matemáticas a jóvenes que hablan español . Lo único que logra la estandarización transmitir miedo para paralizarnos, además de afectar gravemente la identidad del maestro.
¿Está lastimada la identidad del maestro? Sí. La misma educación intenta someter al estudiante a un sistema corporativista, -compite, rinde, estamos en un mundo global-, le dice. El maestro es trabajador de la sociedad, tiene la vocación de servicio, el altruismo, poco sabe de estrategias mercantiles porque no trabaja con objetos, trabaja para humanos proveídos de inteligencia, emociones, sentimientos. El maestro evalúa a sus alumnos en distintas formas y mide el progreso bajo la lupa holística.
Parte de la reforma educativa en México “eleva a rango constitucional al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, y lo dota de autonomía, para medir el desempeño e identificar sus áreas de mejora” dice el historiador mexicano Pedro Salmerón.
La imagen del maestro tanto en México como en Estados Unidos se ha ido deteriorando con el paso del tiempo. No es fortuito que actualmente estemos enfrentado graves y "raros" problemas. Pocas son las personas que reconocen a su maestro/a, el trabajo, el esfuerzo y la enseñanza. En México, ser maestro era un gran logro, ahora les han sembrado desafortunados estereotipos, muy pocos quieren serlo.
Recuerdo mis primeros años en el aula de preparatoria en El Paso. “You are just a teacher” [Eres tan sólo una maestra], dijo un alumno. Recuerdo que a cada año escolar que iniciaba, prometía no cometer los mismos errores de los años anteriores; platicando con otras maestras y al paso del tiempo me di cuenta que jamás iba a alcanzar la perfección porque no dependía de mí; dependía de los estatutos que dictan perfección, la evaluación. Quise satisfacer los criterios y finalmente lo logré, mi última evaluación determinó que sobrepasaba las expectativas, al igual mis nervios pasaban los límites; debido al sistema de competencia escolar, y cuestiones personales sufrí lo que en inglés le dicen “burn out”: estrés extremo. Ahora sé que me estaba convirtiendo en Harmony docente.
Renuncié a finales del 2012 –el 21/12/2012–, cuando los mayas pronosticaban el inicio de un cambio en la humanidad. Perdí la imagen del maestro, me dediqué al activismo promoviendo la lectura y a la creación literaria. Me enfoqué a encontrar a la maestra dentro de mí y al paso de los años me di cuenta que no existía tal cosa, había caído en la ignorancia y alejada de mi disciplinada rutina docente, entré a las fauces del aburrimiento, el caos, la depresión, la personalidad difusa. Y como dolía tanto, entonces, me trepé a la neutralidad, el NO siento porque me duele y sufro. Tuve que aceptar el sufrimiento tal fragmento de la vida, luego, la idea de que el sufrimiento se puede aliviar al despojarme de los deseos, los apegos pero, ¿Cómo lograrlo? ahora sí necesitaba al maestro que enseñara a la maestra. ¿Dónde estaba? Llegó, llegaba disfrazado, de niño, de joven, de mujer, de hombre, de chamana, de misógino intelectual, traía varias identidades pero a su vez trajo lecciones, consejos, comentarios, lo iba reconstruyendo poco a poco desde el sentir y el amor de otras personas, familia, amigas/os, enemigos/as; le vi el pizarrón, el escritorio, el gis, los marcadores de colores, la computadora; no solo tenía un maestro/a, tenía cientos de maestros y cada uno se prestaba de voluntario a enseñarme. Esas maestras no evaluaban, solo enseñaban, se dedicaban a construir sus vidas en dirección a la verdad de sus sueños y nobles ideales colectivos. Llegó Cristo, llegó Buda, y si quieren los extraterrestres altos y bajos, llegaron a continuar labrando la consciencia en el amor puro.
El misógino desarrollaba una nueva masculinidad, basadas en la confianza, el amor y la mejor imagen de la madre. El chamán, mostraba, mis demonios, solía evaluarme severamente, en la broma cósmica, me enseñó a ser nagual y la sabiduría para el caso. Y a la continuación llegó el/la lama, removía las nubes negras de mi frente, el maestro volvió, lo encontré en un monje budista tibetano que a su vez tiene un maestro y éste tuvo maestras. Una noche lo soñé, me soñé, calva, sonriente. Supe de mis sentimientos a través de los cinco sentidos, los sobrepasé, volé, fui a la fuente creativa que emanaba juntando nuestros entusiasmos, reunidas nuestras diarias experiencias, y la desiciones que tomamos, esa es la fuente divina de la que tanto se habla, la interconexión, la empatía, la voluntad de saber y compartir incondicionalmente.
Haber reconocido al maestro afuera, facilitó las cosas, la consciencia crítica despertó, la esperanza, el autoconocimiento. Reconocer a mi maestro, devolvió a la maestra, inmediatamente una joven me reconoce como su maestra, luego me llaman de una escuela, para regresar al aula. Hay maestras para rato, gracias por ser mi maestra, amiga/o.
En honor a la maestra Leticia, mi maestra de tercer año. Escuela Primara Federal Benito Juárez