Al papa en Ciudad Juárez


Salmos 146 
No confiés en los príncipes, ni en hijo de hombre, porque no hay en él salvación. Pues sale su aliento, y vuelve a la tierra; en ese mismo día perecen sus pensamientos. 
Yo no soy católica pero en uno de esos viajes a mi interior y a Buenos Aires Argentina, supe de tajo que no me podía ir de esta vida sin darme la oportunidad de vivir parte de mi identidad mexicana.  Varias semanas soñé a mis antepasadas encender veladoras a los santos, San Judas Tadeo era el favorito, ellas prendían velas se arrodillaban y pedían por toda la tribu menos por ellas mismas. Al momento del pronunciamiento yo veía como la pared y el cuarto dedicado se iba iluminando poco a poco. Recuerdo que era diciembre y en Palermo Hollywood Buenos Aires, a tres cuadras de la casa de mi ex suegra hay una iglesia católica, entré y cuál fue mi sorpresa al ver que a mi lado derecho estaba una estatuilla de San Francisco de Sales, el patrón de los escritores y periodistas, entonces,  agradecida por las revelaciones, le llevé flores, le encendí velas y le pedí, le pedí por nosotras las escritoras de Ciudad Juárez, por los periodistas en México tan cruelmente abatidos, le pedí encarecidamente unión, menos patriarcado, le pedí que alejara el temor, la competencia, la orfandad literaria, el fanatismo, y otras plegarias que quedan solo entre el santo y yo.
A mi regreso a Ciudad Juárez sucedió exactamente todo lo contrario, vi claramente la desunión, la competencia que suele ser peor entre las mujeres, vi el miedo, y la forma como la mujer busca, encuentra y conserva la protección masculina a pesar de ciertos agravios. Vi fríamente a algunos  periodistas jugando  las cartas del poder. Parecía que el santo me estaba gastando una broma y casi abandono el afán inútil de convocar al matriarcado en mi ciudad y arrodillarme. ¿Quién era yo para encender hogueras y qué clase de mártir se había apoderado de mí?
San Francisco de Sales, resume su devoción en esta frase “ Yo he repetido con frecuencia que la mejor manera de predicar a los herejes es el amor, aun sin decir una sola palabra de refutación contra sus doctrinas”.
Continué  con mi idea y noté que mi fe iba en aumento pero también mis miedos; había entrado  al pasillo de los ángeles y demonios. Tuve que aceptar la existencia del alma y ciertas órdenes de culpas para enmendar el camino de mi vida. El camino de la serpiente continuaba, sufrir para merecer, primero sacrificio luego bendición, veneno para sanar. Pecado, arrepentimiento, confesión, castigo, perdón y liberación. Fui testigo de varios milagros y me di cuenta que ponerse en manos de los santos suele ser cómodo y fácil pero a la vez es una especie de entrada al peor de los manicomios.
En esos meses leí la noticia donde el papa francisco anunciaba que se facultaba a los sacerdotes católicos para otorgar el perdón a las mujeres que habían abortado,  y que pedía perdón a los pueblos indígenas cruelmente conquistados. Intenté abandonarme en la mirada de un sacerdote en la catedral  de Guadalajara, le narré mi reciente entrada al catolicismo, mis dudas sobre la existencia de dios y mis fallas; ahí con él me di cuenta del simulacro, el padre estaba cansado de él mismo, de recibir a las feligreses, de escuchar la repetición de la lección al punto del rayoneo. ¿Quién era ese hombre que debería otorgarme el perdón?.  Qué clase de Salvador se había apoderado de él. Mi imaginación sagrada se saturó entre los adornos de las Iglesias; luego era un santo, luego otro, y otra santa y a cada que estudiaba su vida y milagros empezaron a parecerse unas a otras, el olor a rosas, el cuerpo incorrupto, presos por rebeldía, laceración. Aquello era un ente largo de mil cabezas y estaba en todas partes, entre el tiempo, los espacios, me habitaba, sometió a mis antepasados/as y ahora amenazaba con oprimirme.
Decidida quise deshacerme del compromiso con mis antepasadas, pero no era cosa sencilla. Casualmente en mi familia  las anécdotas de las bisabuelas, abuelas adquirieron fulgor en este tiempo. Me di cuenta que contrario a otros experimentos a los que tengo derecho a incurrir conscientemente, este era el  solemne, se obligada a tomarse con alta seriedad, ¿cómo sacar a mis antepasadas de ese infierno, cómo decirle a los creyentes que salgan de la fantasía, cómo gritarle a la iglesia que deje el simulacro? Fue en ese momento que recordé a San Francisco de Sales y por mi propia salud mental y espiritual dejé que los herejes discutieran con los  herejes. Tuve que cortar los debates en mi cabeza y lo haría a mi limitado entendimiento, siendo sarcástica, burlándome de mí. 
Querido papa:  he seguido tus discursos y suelen ser atrayentes como cuando dijiste que los homosexuales tienen dones y cualidades para ofrecer, y ahora  hay  un vidente transexual en Televisa, ¡sí que te obedecen! . Debes seguir la linea para recuperar ovejas, el tiempo nos ha abierto el corral y andamos en otros territorios, recuperando nuestra parte indígena, por ejemplo. Que por cierto no necesita disculpas, necesita reparaciones, que se le devuelva su integridad, que su lengua sea enseñada en la escuelas públicas, que motives al gobierno mexicano a abrir programas donde ellos/as sean quienes nos enseñen a los mestizos a observar el mundo, a hacer ciencia.

 En este momento decido refugiarme en la ingenuidad colectiva que impera en la región al pensar que con tu llegada las cosas van a cambiar.  Con tu llegada, papa, las calles de Juárez están limpias, los semáforos se embellecieron, las sombras está guardadas pero tú las cargas todas vestido de blanco. Yo ya no tengo dioses, ni diosas, solo fe y respeto a lo desconocido; y cuando leo la vida de los santos, leo el manoseo hacia los auténticos creyentes de una vida más justa, admiro su devoción tan escasa en estos tiempos.  Aquí las campanadas de las Iglesias cerca anuncian algarabía, llegan hasta mi cuarto  en la calle River, gracias. Mis dos perritas te esperan en el techo de la casa de Fuentes del Valle, saben que algo importante sucede en la ciudad y desde temprano subieron a verte pasar. Quiero que sepas de la puesta en escena que se forma en torno a tu llegada, los políticos babean por fotografiarse contigo, ya lo sabes, lo sé, eres el máximo representante de tu propio país, no podría ser de otra forma. Sabrás de las asesinadas de Juárez, las desaparecidas, de los asesinados en la guerra contra el narcotráfico, del muro entre México y Estados Unidos, sabrás de que a diario vivimos el holocausto en estas tierras, desde el programa Bracero hasta la fecha, nos rocían de veneno porque piensan que traemos piojos, nos vigilan hasta la médula. Presos del terror los fronterizos tenemos que someternos a preguntas incómodas, palabras violentas, miradas de desconfianza, así vivimos, así trabajamos en instituciones como la UACJ y la UACH donde los hombres siguen haciendo de las suyas en los puestos directivos, ya han fraguado la entrada a los puestos políticos, les funcionó, darían cualquier cosa por fotografiarse contigo. Ya sabrás de la Dra Natalicio en UTEP, 30 años dirigiendo la institución. 
Mientras tanto ayer, la semana pasada, y años pasados, un agente de la patrulla fronteriza asesinó a sangre fría a un adolescente entre miles de violaciones a los derechos civiles y humanos cometidos a diario a lo largo de la frontera. Ayer y antes de ayer, los mexicanos en la aulas sufren discriminación racial y lingüística, aquí no se puede hablar inglés con acento mexicano, olvídate del español, la educación bilingüe es simulacro, pocos la toman en serio, aquí debes fluir y volver a ser conquistado por el imperio que nos robó nuestro territorio, aquí ser mexicano es delicado, debes cuidarte de lo contrario te explotan el cuerpo, te chupan la identidad y la dignidad. La versión de nosotros  fue en reversa, a diario nos dicen que somos corruptos, violentos, ignorantes, flojos, divididos, y ¿qué crees? Casi lo logran, casi logran que creamos esa versión de nosotros, así como casi logra el catolicismo meterme en sus aras. Y yo como San Francisco de Sales, no estoy refutando nada en contra de tu doctrina porque ustedes son tan cultos que solo su propia creación, el diablo, está facultado a contradecirlos. Recibe el amor de una matriarca de corazón y bienvenido a Ciudad Juárez y El Paso.

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