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Qué hay en el silencio

Confieso que últimamente he tomado un gusto apasionado  por leer a las feministas, ahí, en sus páginas encuentro el pensamiento , todas ellas son mujeres  que en su momento valientemente aceptaron que vivían en un infierno, no todas  terminaron divorciadas o peleadas con el mundo, la transformación fue interior mientras politizaban su lugar afuera. Afortunadamente internet nos facilita las cosas y hablando con Francesca Gargallo, por inbox, me informa que  no cobra derechos reservados ni los reclama. Le dije que así pensaba yo cuando inicié la escritura de Mujeres cósmicas, para entonces no sabía que estaba llevando a cabo una especie de ejercicio auto etnográfico, te abres a la comunidad, y absorbes las experiencias afuera para luego escribirlas en un formato que consideras novedoso u original. De hecho al principio usé el seudónimo Kochitta Rokó que significa ver entre sueños de noche porque me parecía soberbio decir que lo escrito solo salía de mí, eso no es cierto, nada de lo que s

!Ay Dolores !

Lola: Hace dos noches mentiste, aseguraste que nos besamos hace tiempo pero yo no recuerdo el momento cuando se cumplió mi deseo de besarte algún día. Estábamos en una reunión, una cena que adornaste con veladoras rojas, mantel negro, frijoles y arroz. Horas antes anhelaba comer frijoles; ¿sabes? cuando era niña y la enfermedad me atacaba, mi cabeza solo pensaba en frijoles; muy en el fondo sabía que mi casa no tendría medicina, entonces, forcé a la bacteria a morir con el contacto sagrado del maíz y el frijol. Si vieras tú que los bichos me obedecieron, rara vez mi cuerpo se enferma y hace dos tardes extrañaba el jugo flotante de hierro; cumpliste el deseo, tal parecía que nuestras almas estuvieran en constante comunicación. Llegué a la convocatoria del Cuadro, gritaste mi nombre al verme, Hilda, me entonaste. Gracias. Luego platicamos brevemente mientras te ajustabas los lentes, yo había olvidado los míos, entonces, entonces, no pude ver bien cuando planeabas meticulosamente las re

!Ay Chicana !

 Perdón les digo que estoy en Tampa, vine aquí a acompañar a mi novio. Conocí a verdaderas chicanas, auténticas hijas de campesinos nacidas o educadas en este país. Me enamoré de B. una morena cabello lacio, largo. Busca ser directora de algo, directora del algún programa dedicado a educar a los campesinos o los menos afortunados. Ella me gustó entre su gusto por los espacios al hablar español, me encantó su sonrisa de generaciones femeninas e ilusiones dentales. Me gustaba mucho su esencia, su energía pisando la pizca cuando niña; sus pies son grandes, miden 9 o 10 a según mis cálculos. Me dispongo a describirla y remover la engañosa realidad sobre ella, sin fotografía. Maldito invento. Ella llevaban una blusa turquesa entallada por dentro y ondulada dejaban entrever  sus bien torneados brazos, me enamoré; me enamoré de B y no puedo anotar su nombre completo porque amenaza con leer mi blog, sin comentarios. No puedo deletrear su nombre porque recordarlo timbra delicia en mi cabeza y

Primer Encuentro Municipal de Escritores Ciudad Juárez 2013.

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Del canal de la escritora Consuelo Saenz.  Una cultura nace cuando un alma grande despierta de su estado primario y se desprende del eterno infantilismo humano; cuando una forma surge de lo informe; cuando algo limitado y efímero emerge de lo ilimitado y perdurable. Florece entonces sobre el suelo de una comarca, a la cual permanece adherida como una planta. Una cultura muere, cuando esa alma ha realizado la suma de sus posibilidades, en forma de pueblos, lenguas, dogmas, artes, Estados, ciencias, y torna a sumergirse en la espiritualidad primitiva. Pero su existencia vivaz, esa serie de grandes épocas, cuyo riguroso diseño señala el progresivo cumplimiento de su destino, es una lucha íntima, profunda, apasionada, por afirmar la idea contra las potencias del caos en lo exterior y contra la inconsciencia interior a donde han ido éstas a refugiarse coléricas. OSWALD SPENGLER La decadencia de Occidente LA MUJER DORMIDA DEBE DAR A LUZ.  

Comentario de Andrés Muro sobre la novela Mujeres cósmicas.

Andres Muro  (filósofo y pintor) El siguiente comentario sobre  Mujeres Cósmicas de Hilda Sotelo se enfoca en tres aspectos. El primero es el aspecto filosófico. El segundo aspecto es el contenido del libro. Finalmente se trata la forma de la escritura. En la actualidad vivimos en un mundo de violencia que se caracteriza en gran parte del rechazo y el temor a lo que consideramos extraño, ajeno, “otro”. Nos cerramos al otro por medio de leyes, fronteras, barreras. Rechazamos lo desigual y diferente y le damos una clasificación con connotaciones negativas. Utilizamos la fuerza bruta para mantener al otro, al extraño, al desconocido lejos, o por forzarlo a que sea igual a nosotros. No nos damos cuenta que la diferencia es la que nos da identidad y es en la diferencia en que adquirimos vida. Que nos reconocemos.             El arte es un mecanismo que puede facilitar la consideración, el respeto, la aceptación y la amistad con el otro. El arte, en su expresión puede abrir

La necesidad de fantasear y la bella amistad.

Hace algunos años conocí a Susana Chávez en la calle Constitución e Ignacio Mejía; mis amigos y yo solíamos departir en la vida nocturna de la Ciudad, nos encantaba la  noche, sus personajes, olores, sabores y aventuras. Entonces, no considerábamos la idea de personajes porque ni ellos ni yo sospechábamos sobre mis dotes literarios como ya lo era Susana Chávez. Cruzábamos la iglesia a las 12 de la noche, fue en el año 1998 o 9. Previo, antes al Del Río, compramos hielo y agua, ¿para qué? no sabíamos, otrora nos dejábamos llevar por la fiesta, y el fuego que el corazón dictara. Salimos del antro llamado Madelón sobre la calle Mariscal, nuestro lugar favorito. El conductor, se detuvo en el semáforo y dijo - y estos picudos qué quieren con gabardina y todo-. Era su costumbre no guardar ni el más mínimo de su pensamiento - hey ¿a dónde van?-. Una joven morena de rostro familiar se aproximó al auto, - estamos buscando hielo y aguas- - ah mira, nosotros estamos buscan

Inspirada en El bosque de los espejos diluídos de Florencia Giménez Levit

Intentamos liberarnos en los reflejos y al tanto construimos castillos y mansiones en el aire. Nos prendamos de los bichos mudos, la libélula prometía hacer y deshacer caprichos; corrimos descalzas sin descanso, abrazmos el tallo de los árboles y al voltear la vista hacia arriba las ramas se habían secado, descubrimos la hermosura en la muerte y la realidad al amar los soplos que son alientos pausados en la espera de la vida. ¿Había vida en el derrumbe?. El amor pronto será museo construido por el bosque en domingo. El día siete los manantiales despertarán, y el arcoriris vendrá a recordarnos que no habrá más destrucción ni cuentos enfermizos que han logrado vaciar nuestras almas. El olvido también será ilusión y la caída arañará la memoria persistente y la inventiva del amor. -Es el futuro fatuo entre organismos palpitantes de gloria los que merecen ser vistos y opacar la luz-. Nos escuché sin liberarme, sus sueños alcanzaron los míos y enredaron mi cuello entre lujosas